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¿Qué es la piel oleosa? ¿Cuáles son sus causas?

¿Qué es la piel grasosa?

La piel grasosa es el resultado de la acumulación de sebo en nuestros conductos foliculares y suele mostrarse en forma de zonas brillantes sobre las áreas centrales del rostro, especialmente en la frente y la nariz.



Podemos identificar la piel grasosa a partir de las siguientes características: 

  • Poros visiblemente abiertos y dilatados

  • Tendencia a la aparición de puntos negros o espinillas

  • Exceso de brillo y oleosidad al tacto

  • Manchas de pigmentación

 

PRINCIPALES CAUSAS DE LA PIEL GRASOSA

 

La piel grasa no sólo está relacionada con los cambios hormonales que se producen durante la pubertad, sino que también intervienen factores como la genética,  el entorno y el estilo de vida: la contaminación, el estrés, la dieta y el consumo de tabaco y alcohol pueden tener una gran influencia en el equilibrio de la piel. 


A continuación te detallamos algunas de las principales causas de la piel grasa:

1. EL ESTRÉS Y LA ANSIEDAD

Aunque en un principio nuestra piel fuera seca o mixta, cuando vivimos  situaciones de ansiedad, depresión o estrés el cuerpo responde a través de la segregación de una hormona llamada cortisol, esto provoca la inflamación en la piel, afectando su apariencia y dando lugar a la aparición de acné y otras imperfecciones.


Persona acariciando su rostro
Persona aplicando crema en su rostro

2. UNA MALA ALIMENTACIÓN

Nuestra alimentación y el aspecto de nuestra piel están estrechamente relacionados.  Cuidar de nuestra alimentación  no solo implica elegir alimentos saludables y naturales sino también controlar las cantidades evitando el exceso de azúcares, grasas saturadas y sal, y asegurándonos tomar al menos 2 lts de agua por día (importante: los jugos e infusiones como mate o café no reemplazan el consumo de agua)


3. LA CONTAMINACIÓN


Factores externos como el smog y la contaminación pueden afectar la salud de nuestra piel y obstruir los poros generando una mayor acumulación de sebo. A la vez, la luz azul que desprenden los dispositivos electrónicos como teléfonos, tablets, pantallas y luces LED generan las mismas consecuencias, dañando la barrera protectora de la piel y desregularizando la producción de sebo en nuestro rostro.

4. LOS AMBIENTES SECOS

La sequedad de los ambientes climatizados pueden afectar de forma negativa al cutis.  La falta de humedad hace que la piel no pueda oxigenarse de manera adecuada y llegue a inflamarse. A la vez,  la pérdida de agua transepidérmica que ocurre por estar expuestas durante mucho tiempo a ambientes secos provoca que la piel pierda lípidos, lo que deriva en un aumento excesivo de la producción de sebo para compensarlo.

Persona aplicando crema en su rostro

5. UNA MALA RUTINA 

Tanto una higiene facial pobre, como una excesiva y con productos muy agresivos pueden generar problemas inflamatorios en la piel. Cuanto más exfoliás y eliminás el sebo natural de tu piel, más sebo produce tu organismo para intentar restablecer el equilibrio. Una limpieza facial correcta, sobre todo de noche, es esencial para estimular el proceso de renovación celular.


6. FALTA DE VITAMINA D

Aunque una excesiva exposición al sol pueda ser perjudicial para la piel y la salud, es importante recordar que es precisamente del sol de donde se obtiene la vitamina D, que tiene una acción antibacteriana y antiinflamatoria esencial para reducir y mantener en equilibrio la salud de nuestra piel. A la vez, el calor estimula la circulación y la transpiración, lo que ayuda a eliminar el exceso de grasa y que se limpien los poros.

 


La piel grasosa es una condición cutánea que requiere de cuidados especiales durante todo el año, pero que puede equilibrarse si lo hacemos de manera constante y consciente.  Informarte y conocer lo que tu piel necesita es siempre el primer paso para disfrutar de un rostro sano y radiante. Conoce mas consejos para el cuidado de la piel con NIVEA
Persona con su piel del rostro limpia y suave

*Consultar con un dermatólogo.